
Cuando ocurre una situación inesperada, hay dos maneras de actuar: culpar a las circunstancias y esperar desesperadamente que alguien haga algo, o analizarlo adecuadamente y responder de manera oportuna y razonable. El segundo tipo de pensamiento es lo que llamamos proactividad.
Una persona proactiva es un buen solucionador de problemas, incluso cuando no se le pide. Se trata de la mentalidad que posees. Afortunadamente, también es una habilidad que se puede desarrollar y entrenar. Todo lo que necesitas es seguir estos pasos.

- Mantente enfocado en una solución, no en un problema
Resolver cualquier problema se vuelve prácticamente imposible si te deprime fácilmente y si te enfocas en todos los resultados negativos que trae. Deja de culparte a ti mismo o culpar a los demás: busca las formas en que se puede resolver este problema.
No te concentres en cosas que no puedes controlar, solo te harán caer en una depresión más severa. Debes aceptar el hecho de que todos enfrentan obstáculos, desafíos o problemas, pero solo las personas exitosas y proactivas las manejan de manera efectiva debido a sus habilidades para resolver problemas.
- Confía en ti mismo
¿Crees que alguien más estaría dispuesto a hacer cosas por ti, lograr algo para ti o solucionar tus problemas? Por supuesto, tu familia y amigos te apoyarán, pero tú debes ser el responsable de tu propio éxito. Toma la iniciativa en tus manos y comienza a actuar. Recuerda que la forma más rápida y efectiva de obtener algo es trabajando en ello tú mismo, incluso si involucra a otras personas que podrían ayudarte o apoyarte en el camino.
Deja de confiar en tu suerte o fuerza de voluntad fuerte. No esperes el momento adecuado para actuar. El éxito llega a aquellos que avanzan, sin importar las dificultades. El hecho de que desesperadamente quieras algo no es suficiente. Tienes que trabajar duro para eso.
- Analiza tus pasos por adelantado
Las acciones espontáneas pueden hacer más daño que los beneficios que aportan, mientras que las bien pensadas y bien planificadas aclararán la situación y te acercarán a la solución. Antes de decidirte a actuar, piensa en las consecuencias que puede traer. Usa tus habilidades analíticas o trabaja en desarrollarlas. Necesitarás mucho, si deseas ser proactivo.
¿Quieres solucionar el problema rápidamente? Cuanto más serio sea tu problema, más profundo deberá ser el análisis que necesitas. Una persona proactiva necesita ser capaz de predecir los resultados y tener en cuenta el comportamiento de los demás. Un minuto de reflexión puede ahorrarte muchísimo tiempo, lo cual puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Como bien lo ejemplificó Benedetti: “Cinco minutos son suficientes para vivir una vida entera, así de relativo es el tiempo”.
Será mejor que tomes pequeños pasos que seas más capaz de controlar. De esta manera, será más fácil para ti regresar y cambiar el plan si algo sale mal. Lo que tienes que entender también es que la falla ocurrirá indudablemente, incluso si planificas todo con anticipación, así que prepárate para cambiar el rumbo cuando esto ocurra.
- Establece metas realistas
No hay nada malo en soñar, pero ¿tiene sentido soñar si no puedes hacer nada para que se haga realidad? Tus sueños pueden ser gloriosos, pero luego debes elegir objetivos que tengan al menos la menor posibilidad de realizarse. La vida es demasiado corta como para soñar sin actuar. Si quieres algo, entiéndelo.
¿Cómo? Diseña los objetivos más pequeños que necesitarás alcanzar en tu camino para alcanzar tu sueño, como un rompecabezas. Haz las piezas del rompecabezas pequeñas y alcanzables. Los psicólogos están de acuerdo en que los objetivos poco realistas conducen a la decepción y la falta de voluntad para establecer otros nuevos.
Mientras tanto, los objetivos realistas añaden confianza y motivación para trabajar en cualquier cosa que estés haciendo. Recuerda tu emoción cuando lograste alcanzar una meta y con entusiasmo te dijiste: ‘¡Lo hice!’. Te das cuenta de que no fue tan difícil y realmente crees que eres capaz de lograr más.
- Consistencia en todo lo que hagas o digas
Si tus palabras y acciones no son consistentes, la gente dejará de confiar en ti. Lo que es aún más insatisfactorio es que no podrás confiar en ti mismo. Si aprendes a hacer lo que dices, tus habilidades de gestión del tiempo mejorarán, podrás hacer más cosas más rápido y siempre tomarás tus propias promesas en serio.
La consistencia es crucial si quieres ser proactivo, sin importar si hiciste promesas a otros o a ti mismo. Toma, como regla, dejar de decir cosas que no estás seguro que quieras hacer. Establece fechas límites realistas para evitar las promesas excesivas y no cambies los planes si ya han sido confirmados por otros.