
Atrae bendiciones a tu vida una vez aprendas a ver las situaciones adversas como oportunidades de crecimiento.
Enfócate en tus fortalezas y utiliza estos retos en oportunidades para crecer.
Para ver oportunidades en las adversidades es necesario abrir tu mente y verlas de manera objetiva, para visualizarlas con mayor perspectiva y con menor emoción. Todo tiene un lado negativo y un lado positivo, es una ley universal. Sin embargo, como la mayoría de personas, te enfocas en los aspectos negativos y te ves envuelto en un sinnúmero de razones para ver solo aspectos negativos del problema. Es algo que ocurre de manera subconsciente.
Un método para lograrlo, consiste en estar en silencio y dejar fluir las ideas sobre cómo deberías resolverlos. En este espacio, escucha y permítete tener la fe absoluta de que serás guiado en la dirección correcta. Llámalo meditación, o plegaria si lo prefieres; al practicarla vacías tu mente de lo que tienes que hacer y estas abierto a lo que, inevitablemente, acudirá a tí.
Envías un mensaje a tu ego, de confianza en la solución de los mismos, Abandonas tus pensamientos al poder que tiene el espíritu de hacer que las cosas funcionen.
Alcanzar un estado de vacío significa deshacerte de todos los pensamientos de ira y de culpa por lo que ha ocurrido. Cuando vacías tu mente de tus pensamientos dirigidos por el ego, invitas a que el perdón more en tu corazón, y te liberas de las energías inferiores de odio o venganza.
Problemas como la enfermedad, la falta de dinero, la falta de armonía, el desacuerdo, el miedo, la ansiedad, la escasez, las decepciones con los demás, etcétera se hallan en tu mente. Cuando tienes estos problemas por lo general te sientes solo, deprimido, temeroso y cada vez más angustiado. Sin embargo, cuando verdaderamente te conectas con tu interior, estos sentimientos desaparecen.
Puedes aprender a ver cada crisis o adversidad como una oportunidad, lo que no necesariamente hará la vida más fácil, pero sí más satisfactoria. Obsérvala como una valiosa fuente de información que te está preparando para recibir grandes bendiciones en tu vida y un mejor futuro. Así mismo, agradece por ella, ya que esto te conecta con la vida, contribuye a la felicidad y al optimismo porque te quejarás menos de las adversidades, como por arte de magia reducirás la insatisfacción y te ayudará a adaptarte de manera más fácil a las circunstancias.
Antes de rendirte, Actúa
Cuando te enfrentas ante un problema, tienes un bloqueo mental sobre todo cuando se trata de una situación adversa inesperada. El golpe emocional es tan fuerte que puede vencerte si tú lo permites. Es una reacción normal, pero aunque no lo creas te ayuda a pensar y tomarte el tiempo necesario para establecer cuál es la mejor manera de abordar el problema.
Lo primero que debes hacer es eliminar quejas, lamentos y reclamos por la mala suerte y por lo ocurrido. De esta forma solo logras empeorar el problema y limitar aún más la visión del túnel.
Mejor valora qué puedes hacer para cambiar las circunstancias y superar la adversidad. Para asumir una perspectiva más racional hazte estas preguntas
– ¿Qué nivel de control tengo sobre la situación?
– ¿Qué puedo hacer para darle un vuelco a la situación?
– ¿Cómo puedo resolver el problema o qué parte del problema puedo solucionar?
– ¿Puedo resolver el problema solo o necesito ayuda?
– ¿Qué pasos debo ejecutar para solucionarlo, dependo de otros o solo depende de mi?
Acepta
“La aceptación de lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia”, dijo William James. Hay ocasiones en las que los problemas que debes afrontar se escapan de tus manos porque no tienes el control de la situación. En otras ocasiones, te es difícil aceptar lo ocurrido, prefieres esconderlo en algún lugar de tu mente porque el suceso te causa mucho dolor o no cumple tus expectativas.
El problema es que hasta que no asumas esta realidad, se quedará en tu subconsciente y se activará ante el menor estímulo. Aceptar un fracaso, problema o contratiempo te ayuda a aliviar el impacto emocional, incluso te ayuda a avanzar.
Aceptar no es asumir una actitud pasiva sino aprender a no negar lo ocurrido y sus consecuencias, para poder lidiar con ello de la mejor manera posible.
Aceptar implica mirar a la vida de frente y decidir cómo cambiar la situación en la medida de tus capacidades.
Estas preguntas te ayudarán a aplicar la aceptación en tu vida
– ¿Por qué me niego a aceptar lo ocurrido? ¿Qué mensaje es tan doloroso que prefiero esconderlo de mí mismo?
– ¿Qué necesito aceptar de las cosas que no puedo cambiar?
– Dentro de diez años, ¿cómo veré o qué pensaré de esta situación?
– ¿Qué puedo hacer para que esta situación me convierta en una persona más fuerte?
– ¿Al aceptar, que otras oportunidades se me abren?
Cambia tu actitud
“Si cambias el modo en que miras las cosas, las cosas que miras cambian”, dijo Wayne Dyer. Las emociones no son las únicas que desarrollan una visión de túnel, también juegan en tu contra las creencias y los patrones de pensamiento.
Si crees que no eres capaz de superar tu situación, serás tú quien alimenta el problema. Al contrario, si confías en tu fuerza para afrontar la adversidad, tendrás mucha más energía y estarás mejor dispuesto para hacerle frente a los desafíos que aparezcan.
Los patrones de pensamiento negativos y el enfocarse únicamente en todos los problemas y consecuencias negativas, es agotador y disminuye tu energía, que podrías enfocar en encontrar las soluciones. No se trata de asumir una actitud positiva ingenua, se trata de tomar la situación de manera objetiva, de mantener el equilibrio y de abrir tu mente para hallar las soluciones.
Para asumir una perspectiva más equilibrada que te permita superar la adversidad hazte algunas preguntas:
– ¿Qué oportunidades o aspectos positivos estoy pasando por alto?
– ¿Cuáles son mis fortalezas?
– ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Cómo podría lidiar con ello?
– ¿Cómo mi actitud está empeorando la situación? ¿Qué puedo hacer para cambiarla?
Muchos de los problemas a los que te enfrentas se deben al apego al modo en que siempre has hecho las cosas. Simplemente, no empleas tu energía en lo que pretendes crear.
Cuando dejas de gastar energía en lo que no te gusta, los problemas desaparecen casi de inmediato. Accede a tu visión más elevada, como señaló James Allen: «El mayor logro al principio y durante un tiempo fue un sueño. El roble duerme en la bellota; el pájaro espera en el huevo; y en la visión más elevada del alma, se agita un ángel que despierta. Los sueños son las plántulas de las realidades». Busca tu visión más elevada del alma y jamás volverás a malgastar energía en circunstancias de la vida que no quieres o en las que no crees y las bendiciones llegarán.
Dirige, insiste, exige si es necesario que tu mente esté en armonía con tu energía, pasará de ser lenta a ser rápida, de lo material a lo espiritual, de los problemas a las soluciones y de las soluciones a grandes bendiciones para ti y para los tuyos.
Cualquiera que sea la solución que buscas a tus problemas la tienes a tu alcance ahora. Está en ti. Siempre estás unido a esta fuente universal de energía del momento presente que te ayudará a solucionarlos de la mejor manera posible.
Mientras comprendas correctamente este principio, aunque surjan dificultades (pues también forman parte del orden divino), la paz interior seguirá siendo posible.
Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal. Pero sé paciente, no pretendas que todo te llegue de inmediato. Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno. Aprende a esperar el momento exacto para recibir todas las bendiciones a las que tienes derecho. Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura. Evita ser esclavo del pasado y de los recuerdos tristes. ¡Lo que pasó, pasó!.
De ahora en adelante procura construir una vida nueva, llena de bendiciones, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás. Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó. Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla. No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno y en las bendiciones que puedes hacer.
Tu voluntad está siempre bajo tu poder
En verdad nada te detiene. Nada te retiene, puesto que tu voluntad está siempre bajo tu control. La fuerza de voluntad es la capacidad (la energía y el conocimiento) que tienes para controlar los impulsos y las conductas. Para dirigir los pasos hacia donde tú quieras. Tener voluntad es lograr llevar a cabo acciones claras, definidas y concretas, basadas en tus deseos y tus decisiones. La fuerza de voluntad está íntimamente relacionada con la motivación, la autoestima, la tolerancia a la frustración y las creencias respecto al cambio, al éxito y al fracaso. No se trata de saber llegar al objetivo en sí, sino de persistir en la voluntad de lograrlo a pesar de que no sepas cómo afrontar las dificultades que te impiden llegar a él.
Utiliza plenamente lo que te sucede
Cada dificultad con la que tropiezas en la vida te ofrece la oportunidad de volver hacia tu interior e invocar tus recursos íntimos. Las pruebas que soportas pueden y deben darte a conocer tu fuerza. Pregúntate con qué recursos cuentas para hacerle frente y las bendiciones estarán a tu alcance.