
Cuando descubres de lo que eres capaz de hacer se prende una chispa en tu mente que tienes que aprovechar. Para encender un fuego necesitas de esa chispa, luego es necesario ir alimentando ese fuego inicial para hacer que crezca. Para lograrlo necesitas ¡Creer en ti mismo, activar el amor propio y confiar en ti, que son el primer paso hacia cualquier tipo de crecimiento y mejoramiento personal!
Al convencerte de que eres capaz de hacer cualquier cosa que desees la energía positiva fluye. Esta es la base para que todo comience a cambiar. Ten la seguridad de que puedes hacerlo. Busca muy dentro de ti y encontrarás la inspiración que necesitas. Tú tienes el poder de cambiar
Este poder que tienes te permite reconocer tus fortalezas, tus virtudes, tus capacidades y tus cualidades ante otros generando una mayor confianza frente a cualquier situación que debas enfrentar, no con el ánimo de alimentar tu ego, o de minimizar tu valía, sino de integrarlas a tu vida personal, laboral, familiar, etc, de manera efectiva.
Además de esto, las relaciones que estableces con el mundo desarrollan en ti una idea de cómo crees que eres. Los fracasos y éxitos, los miedos e inseguridades, las sensaciones físicas, los placeres y disgustos, la manera de enfrentar los problemas, lo que te dicen y lo que no te dicen, los castigos y los premios, el amor y el rechazo percibidos, todo se reúne y organiza en una imagen interna sobre ti. Puedes pensar que eres bello, eficiente, interesante, inteligente y bueno, o todo lo contrario (feo, ineficiente, aburrido, bruto y malo).
Cada uno de estos títulos es el resultado de una historia previa, en la que has ido produciendo una “teoría” sobre ti mismo que dirigirá tu comportamiento futuro. Si crees que eres un perdedor, no intentarás ganar. Te dirás: “¿para qué intentarlo? Yo no puedo ganar” o “esto no es para mí” o “no valgo nada”.
Las personas nos resistimos al cambio por naturaleza, y esta forma de pensar nos vuelve testarudos. Una vez establecida será difícil cambiarla, pero no imposible. Así que cuando configuras un esquema negativo sobre ti, te acompañará por el resto de tu vida si no te esfuerzas en modificarlo.
En este punto, juega un papel muy importante las creencias que formaste sobre ti mismo. Son tus creencias acerca de lo que eres capaz de hacer, lo que es posible e imposible, lo que eres, en definitiva.
La mayoría de nosotros anda con un garrote invisible y especialmente doloroso con el que nos pegamos cada vez que nos equivocamos o no alcanzamos las metas personales. En este caso, el sentimiento que aflora es la culpa, culpa por cualquier acción que impide tener buenos resultados y dudar del propio esfuerzo cuando hacen las cosas bien, existe una distorsión de la realidad. Si se fracasa, se dice: “Dependió de mí”, y si logran ser exitosos en algún tema, se afirma: “Fue pura suerte”. Esto es auto sabotaje, nos lleva a hacernos responsables más de lo malo que de lo bueno.
Lo que piensas de ti, el concepto que tienes, se ve reflejada en la manera en que te hablas: qué te dices, qué te exiges y cómo lo haces. Puedes reforzar tu opinión y mimarte o insultarte y no ver nada bueno en tu comportamiento, o también puedes ponerte metas inalcanzables y lastimarte con palabras por no alcanzarlas. En este caso deberíamos ser más responsables con las palabras que pronunciamos respecto a nosotros mismos. Además de sobrevivir al medio y a la lucha diaria, también hay que aprender a sobrevivir a ti mismo: el enemigo no siempre está fuera.
Así que tu tienes la responsabilidad de cultivar ese amor propio, de amarte y confiar en ti para lograr cualquier cosa que deseas. Ten en cuenta además lo siguiente
Responsabilidad de ti mismo.
Asume la responsabilidad de tus actos y del logro de tus metas. Lo cual significa que asumes la responsabilidad de tu vida y bienestar. La responsabilidad de ti mismo es esencial para la autoestima, y es también un reflejo o manifestación de la misma.
Significa comprender y aceptar que somos responsables al 100% de nuestros actos, comportamientos y decisiones. También de nuestros pensamientos, deseos, valores y creencias. En definitiva, quiere decir que somos los únicos responsables de nuestra felicidad.
Sólo aceptando que somos responsables de todo lo que nos pasa, seremos capaces de dejar de culpar a los demás y tomar las riendas de nuestra vida.
La práctica de vivir con propósito
Vivir con propósito es utilizar tus facultades para la consecución de las metas que has elegido, fijando metas y actuando para conseguirlas, el acto de dar la vida a los conocimientos, bienes y servicios en función de ayudarte a ti y a los demás.
Vivir con propósito hace que estemos más orientados y nos enfoca. Además, conseguir estos pequeños metas hace que nos sintamos más capaces y confiados de nuestra propia valía. Así podremos lograr aquello que nos apasiona y llegar a la autorrealización.
Aceptación de tí mismo
Cuanto más te conoces más cosas descubres sobre ti. Esto puede generar dolor y frustración si no lo aceptamos, pero puede darnos una guía bastante importante para ser mejores día a día.
Si no nos aceptamos completamente, no lograremos amarnos a nosotros mismos (ni entenderemos que otras personas nos amen). Acabarás saboteando tus relaciones y tus logros personales y profesionales. Total, no los mereces. No eres lo suficientemente bueno.
Las personas que no se aceptan a sí mismas, en el fondo creen que no merecen amor ni éxito en la vida. Por eso aceptarse a uno mismo no es sinónimo de resignarse. No implica que no estemos dispuestos a mejorar, sino que comprendemos nuestros límites y, a pesar de ellos, podemos ser felices y seguir trabajando para ser algún día nuestra mejor versión.
Vivir conscientemente
El vivir de manera consciente es vivir siendo responsable hacia la realidad, no es necesario que nos tenga que gustar lo que vemos. Nuestra mente es nuestro instrumento básico de supervivencia, si se traiciona ésta, se resiente la autoestima. No te límites a resolver los problemas o a solucionar lo urgente del día a día. Ten una actitud proactiva, sal al encuentro de los problemas y plantéatelos como retos a superar.
Acepta tus errores y aprende de ellos. Vive en el presente, en el aquí y en el ahora. Para cultivar este pilar puedes empezar a conocerte a ti mismo y descubrir todo aquello que te queda por vivir. Prueba a tomar decisiones y a aceptar sus consecuencias. Reconoce tus debilidades pero también tus puntos fuertes.
La práctica de la autoafirmación
La autoafirmación significa respetar tus deseos, necesidades y valores y buscar su forma de expresión adecuada en la realidad. Esto no significa agresividad. significa simplemente la disposición a valerte por tí mismo, a ser quien eres abiertamente, a tratarte con respeto en todas las relaciones humanas. Ejercer la autoafirmación es vivir de forma auténtica.
Todo lo que contradiga tus valores debes enfrentarlo, o al menos mantenerte lejos. Sólo te hará daño y hará que tu autoestima se resienta.
La práctica de la integridad personal
La integridad consiste en la integración de ideales, convicciones, normas, creencias, por una parte, y la conducta por otra. Cuando nuestra conducta es congruente con nuestros valores declarados, cuando concuerdan los ideales y la práctica, tenemos integridad.
La integridad personal es comportarnos según lo que queremos y lo que somos, siendo congruentes con nuestros ideales y nuestra filosofía de vida.