
Nunca dejamos de crecer. Pasamos por varias etapas de desarrollo. Tenemos que pasar por una etapa de renovación, una de aprendizaje y una de decisión. Decidimos cuándo queremos regresar, dónde y por qué motivos.
Algunos resuelven no volver. Prefieren pasar a otra etapa de desarrollo y permanecen en forma espiritual, unos más tiempo que otros, antes de regresar. Todo es crecimiento y aprendizaje, un crecimiento continúo. El cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras estamos aquí. Lo que perdura eternamente es el alma y el espíritu.
Nuestra principal fuente de aprendizaje es la relación con los demás. A través de la alegría y el dolor de las relaciones con otras personas, progresamos en nuestra senda espiritual para aprender sobre el amor desde todas partes. Las relaciones son un laboratorio viviente, una prueba sobre el terreno para determinar cómo nos va, si hemos aprendido nuestras lecciones, para descubrir hasta qué punto nos acercamos a nuestro plan vital predeterminado. En las relaciones se evocan nuestras emociones, y reaccionamos. ¿Hemos aprendido a gestionar nuestros impulsos o contraatacamos con violencia? ¿Somos generosos y tendemos la mano a los demás con comprensión, amor y compasión, o reaccionamos con miedo, egoísmo o rechazo?

Sin las relaciones no lo sabríamos, no podríamos evaluar nuestro progreso. Son oportunidades maravillosas para aprender, aunque difíciles.
Estamos aquí en estado físico para aprender y crecer. Aprendemos rasgos y cualidades como el amor, la compasión, la generosidad, la paciencia, la fe, la esperanza, el perdón, la comprensión y la conciencia.
Puede aprenderse más cuando hay muchos obstáculos que cuando hay pocos o ninguno. Una vida con experiencias difíciles, llena de obstáculos y pérdidas, presenta oportunidades de crecimiento del alma. Una persona puede haber elegido la vida más difícil para poder acelerar su progreso espiritual.
En ocasiones un hecho negativo, como perder un trabajo, puede suponer la apertura de una oportunidad mucho mejor. No tenemos que sufrir con anticipación. Es una etapa en la que evaluamos si lo que estamos haciendo corresponde a nuestra misión de vida, o si por el contrario debemos reinventarnos para abrirnos un mejor camino.
Nuestro destino natural, crecer, tener éxito, lograr prosperidad, y encontrar la felicidad mientras estamos aquí. En un país donde la oportunidad abunda, está dentro del alcance de cualquier ser humano encontrar la realización personal en su propia vida, buscando lo mejor que existe, incluyendo la riqueza de amor, salud, dinero, relaciones y la riqueza espiritual. Quienes eligieron no usar sus talentos, sino que prefirieron permitirle a los que han descubierto y usado sus talentos, que se ocupen de ellos.
Además del dolor y de las dificultades, también hay amor, alegría y éxtasis en este mundo. Estamos aquí para vivir en comunidad, para aprender sobre el amor al estar entre otros seres humanos que siguen la misma senda, que aprenden las mismas lecciones. El amor no es un proceso intelectual, sino una energía bastante dinámica que fluye por nuestro interior en todo momento, seamos o no conscientes de ello. Tenemos que aprender a recibir amor, además de darlo. Sólo en la comunidad, sólo en las relaciones, sólo en el servicio a los demás podemos aprender realmente la energía del amor, que todo lo abarca.
Aumentar la conciencia del yo y del otro
Comprende la naturaleza del yo, del yo verdadero, que es inmortal. Darte cuenta de eso te ayudará a ver siempre las cosas desde la perspectiva adecuada.
Conózcase, para poder ver claramente, sin las distorsiones de la mente consciente o del subconsciente. Practique la meditación y la visualización, la observación distanciada, la percepción tranquila, las sensaciones de amor-cariño desde la distancia o el distanciamiento del amor, Cultive ese estado.
Conozca sus ideas y sus suposiciones y dese cuenta de que puede que las haya adoptado sin cuestionárselas.
Cuando se generaliza estableciendo grupos o tópicos se hace imposible ver a los individuos por sí mismos.
Las suposiciones erróneas arraigadas en el pasado, como «los hombres Son unos brutos y unos insensibles» o «las mujeres son demasiado sensibles y emotivas» ocasionan una percepción distorsionada de la realidad. La experiencia tiene mucha más fuerza que las creencias. Aprenda de sus experiencias. Lo que ayuda sin hacer daño tiene valor. Descarte las creencias y los pensamientos caducados.
La felicidad nace en el interior de las personas. No depende de cosas externas o de otra gente. Cuando nuestra sensación de seguridad y felicidad depende del comportamiento y los actos de los demás, nos volvemos vulnerables y podemos sufrir con facilidad. Nunca le dé su poder a nadie.
Intenta no tener demasiado apego a las cosas. En el mundo tridimensional aprendemos gracias a las relaciones, no a las cosas. Todos sabemos que no podemos llevárnoslas con nosotros cuando nos vayamos.
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A medida que nos vamos haciendo conscientes de nuestra naturaleza espiritual, reconocemos nuestra auténtica esencia. Somos inmortales y divinos. Renunciara la violencia, alodio, a la dominación, al egoísmo y a la propiedad de las personas y de las cosas es mucho más sencillo tras ese reconocimiento. Aceptar el amor, la compasión, la caridad, la esperanza, la fe y la cooperación pasa a ser lo más natural.
Tenemos que aprender de todas partes. Ricos y pobres. Fuertes y débiles. Budistas, cristianos, judíos, hindúes, musulmanes o de otras religiones. Distintas razas. Y, por descontado, hombres y mujeres.
Y así, al final, todos podemos aprender a superar y crecer cualquier tendencia biológica negativa para manifestar plenamente nuestra naturaleza espiritual. De forma similar, y por el mismo motivo, todos podemos aprender a superar cualquier enseñanza social o cultural negativa.
Algunos se quedan rezagados porque no todos avanzamos a la misma velocidad, aunque recorremos la misma senda. Los que van al frente tienen que mirar hacia atrás, con compasión y con amor, y ayudar a quienes se quedan atrás.
Hay que mirar hacia atrás y ayudar, sin esperar recompensa, ni siquiera agradecimiento. Hay que mirar hacia atrás, crecer y ayudar, porque eso es lo que hacen los seres espirituales.
Quiérete. No te preocupes por las opiniones de los demás. Si de verdad necesitas y quieres rechazar alguna oferta u obligación, dilo. En caso contrario, la rabia se acumulará en tu interior.
Te sentirás contrariado por el compromiso y también por la persona que te haya obligado. Es mejor decir que no cuando tengas que hacerlo, Y decir sí cuando quieras. Cuando una persona no es capaz de rechazar compromisos no deseados, muchas veces aparecen enfermedades físicas, porque ésa es una forma más «aceptable» de decir que no. En ese caso no hay más medio que decir que no, porque quien lo dice en su lugar es el cuerpo. Es mucho más saludable hacerse valer.
Una vez VI escrita en una camiseta una frase que resume esto con humor: «El estrés es decir que no con la mente y que sí con la boca”.
La proyección es la acción psicológica consistente en negar el miedo y las motivaciones inconscientes y después traspasar esos miedos y motivaciones a los demás. Ten cuidado de no proyectar tus sentimientos ocultos en otras personas o de atribuirles intenciones y propósitos cuando no los tienen. Esa distorsión de la realidad te hace daño y se lo haces también al otro.
Por ejemplo, si tienes miedo a que te abandonen y poca autoestima, y un día tienes una cita en un restaurante para cenar y tu acompañante no aparece, puedes decirte: «En realidad no le intereso; me ha plantado porque ha encontrado a otra persona mejor”. Pero lo cierto es que a lo mejor se ha quedado atrapado en un atasco.
Comprende la naturaleza y la influencia de los patrones repetitivos, desde las experiencias de la niñez o incluso desde vidas anteriores. Si no se comprenden, los patrones tienden a repetirse y perjudican inútilmente la relación.
En las relaciones, lo mismo que con el alcohol y las drogas, patrones antiguos como la dominación, la manipulación o los abusos pueden resurgir y afectar de forma negativa a los participantes.
A veces recordar nuestra infancia puede ayudar a descubrir las verdaderas raíces de varios problemas que de adultos tenemos. En algunas ocasiones las raíces son superficiales, han surgido gracias a las personas que de una u otra forma han hecho parte de nuestra vida y lo que nos impide resolver el problema es que dejamos que se entrometa el orgullo.
Una de las lecciones más importantes de la vida es aprender a ser independiente, a crecer y a comprender la libertad. Eso significa tener independencia de los compromisos, de los resultados, de las opiniones y de las expectativas.
Romper los compromisos conduce a la libertad, pero eso no quiere decir abandonar una relación de amor importante, una relación que sea alimento para el alma. Lo que quiere decir es terminar con la dependencia de cualquier persona o cosa. El amor no es nunca una dependencia. El amor es un estado absoluto, incondicional y eterno que no exige nada a cambio.
Es importante que te quieras y te cuides consecuentemente, por lo que no debes permanecer en una relación destructiva, aunque crea que quieres a la otra persona. Puede que la conexión con esa persona no funcione por los problemas de ella, por su falta de comprensión o de voluntad propia, pero es importante recordar que el amor es eterno. Tendrás muchas más oportunidades para amar. Mira a la otra persona con claridad y no la pongas en un pedestal.
Tus padres, tus profesores y figuras de autoridad son personas iguales a ti. Tienen sus miedos, sus dudas, sus preocupaciones y sus imperfecciones. También tienen sus objetivos, y a veces tu puedes ser un títere en sus manos. Considérales como a iguales. Sus juicios no tienen un peso especial. Considera las opiniones que emitan. Tal vez sean sensatas, acertadas. Pero también es posible que sean erróneas. Lo importante es que cada una de las situaciones que enfrentamos nos ayudaron a crecer día a día.