
Debes darte cuenta que la verdadera felicidad radica dentro de ti. Así que decide ser feliz. No desperdicies tiempo ni esfuerzo en buscar la paz, la alegría y el gozo en el mundo externo. Hay que tener presente que no hay felicidad en tener u obtener, sino únicamente en dar.
Hay que dar. Compartir. Sonreír. La felicidad es un perfume que no se puede servir en los demás sin que unas cuantas gotas caigan en ti. David Thoreau, tenía mucho que decir al respecto, entre otras cosas: “Estoy convencido, a partir de la experiencia, de que permanecer en este mundo no es un trabajo arduo sino una diversión cuando vivimos con sencillez y sabiduría.
La mayor parte de los lujos, y muchas de las así llamadas comodidades de la vida, no solo son completamente prescindibles, sino verdaderos, obstáculos para la elevación de la humanidad”
¿La felicidad… es una mariposa? Tal vez no. “Muy poco se necesita para hacer una vida feliz”, escribió Marco Aurelio, “todo se halla dentro de uno mismo, en su manera de pensar”. Buscarás la felicidad eterna y fracasarás, a menos que la busques dentro de tí mismo, en tu corazón y en tu alma, y luego comparta lo que posees sin pensar en ninguna recompensa..
Hay que comunicarse con los demás. La felicidad no es sino el producto secundario de la manera en que tratas a los demás. Ahora es el momento de ser feliz. Aquí es el lugar para ser feliz.
DECIDE SER FELIZ Y SONRIE
Hay que recibir cada mañana con una sonrisa. Debes considerar el nuevo día como otro regalo especial, otra oportunidad dorada para completar lo no pudiste concluir ayer.
Debes motivarte. Hay que dejar que la primera hora establezca el tema del éxito y la acción positiva que con toda seguridad resonará durante todo el día. El día de hoy nunca volverá a ocurrir. Así que aprovéchalo al máximo. No hay que desperdiciarlo con un inicio falso o completamente nulo. Naciste para ganar.
DECIDE SER FELIZ Y SÉ PACIENTE
Lograrás tu gran sueño, un día a la vez, así es que hay que fijar metas para cada día – no proyectos largos y difíciles, sino tareas que te llevarán, paso a paso, hacia tu arcoíris.
Debes anotarlas, si así te parece, pero hay que limitar la lista de manera que no se tengan que arrastrar las cuestiones inconclusas de hoy hacia el mañana. Hay que recordar una pirámide no puede construirse en veinticuatro horas.
Es necesario que seas paciente, el tiempo es el mejor autor y siempre encuentra un final perfecto como lo dijo Charles Chaplin. Sé paciente. Nunca debes dejar que tu día esté tan lleno de actividades que descuides la meta más importante – haz lo mejor que puedas, disfruta este día y mantente satisfecho con lo que ha logrado.
Habría que escuchar a Séneca, ese sabio de la Antigua Roma: “La verdadera felicidad consiste en disfrutar del presente, sin depender ansiosamente del futuro, sin entretenernos ni en esperanzas ni en temores, sino descansando satisfechos de lo que tenemos, lo cual es suficiente, pues quien es feliz no desea nada. Las grandes bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y a nuestro alcance. El sabio se contenta con su suerte, sea cual sea, sin desear lo que no tiene”.
DECIDE SER FELIZ Y APRENDE DE TUS ERRORES
Cada vez que se cometa un error o se haya sido abatido por la vida, no hay que quedarse demasiado tiempo pensando en ello. Los errores son la forma en que la vida te enseña. La capacidad de cometer errores ocasionalmente es inseparable de la capacidad de lograr las propias metas. Nadie gana todo, y las fallas que tienes, cuando ocurren, son simplemente parte del propio crecimiento.
Hay que sacudirse los errores. ¿Cómo podrías conocer tus límites sin una falla ocasional? Nunca hay que rendirse. Ya llegará tu turno. En una ocasión, Mark Twain contó la historia de un gato que un día saltó para subirse a una estufa caliente y se quemó la panza. Ese gato nunca más volvió a saltar para subirse a una estufa caliente – pero ese mismo gato ¡nunca saltó para subirse a una estufa fría, tampoco!