
La felicidad está al alcance de tus manos. Aunque a veces creas que se trata de algo lejano o imposible, te sorprenderá saber que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas de todos los días, solo debes estar dispuesto a mirar con nuevos ojos lo que te llena de dicha cada nuevo día.
“El secreto de la felicidad es un reto que la humanidad se ha autoimpuesto desde sus orígenes. Y como todo lo obligatorio tiende a resistirse, esa búsqueda incesante se puede llegar a convertir en una frustración que persista por no llegar a alcanzarla nunca.
Aquí te damos algunas herramientas para que la puedas hacer realidad.
Independencia emocional
Las personas podemos vivir nuestra propia vida sin depender de nadie más. Si ser independiente es lo contrario de dependiente, el vivir nuestra vida bajo el yugo de que ésta sea aprobada o no, o sometida a juicios constantes por parte de otras personas de nuestro círculo, nos priva de nuestra libertad y no puede existir serenidad/felicidad cuando los que nos rodean son absolutamente necesarios para nosotros. Que deseemos estar rodeados de personas que nos quieran y a los que querer es incluso positivo, ya que somos seres sociales.
Independencia económica
Se trata de un estado que permite alcanzar una situación financiera determinada y suficiente como para poder tomar decisiones en nuestra vida desde una posición de libertad. El disponer de moneda de cambio, aunque sea mínima o nula, permite al individuo desarrollar otras independencias necesarias para un mínimo equilibrio/felicidad.
Independencia intelectual
La información es poder. La psicóloga nos detalla que, por definición, se conoce la independencia intelectual como ese conjunto de actitudes, aptitudes y condiciones del entorno que hacemos propias para desarrollar un pensamiento crítico y construir nuestro propio conocimiento. “La ignorancia no trae la dicha. Cultivar la inteligencia e intelecto nos permite tener habilidades para aprender de la experiencia, entender todo lo complejo del día a día, razonar y poder resolver problemas. En definitiva, lo que conseguimos es adaptarnos al entorno. La comprensión genera serenidad / felicidad. No es más feliz quién menos problemas tiene, sino aquel que sabe entenderlos para poder afrontarlos”, apunta.
Existencia
El ser humano está capacitado para “saber o conocer” que tiene una existencia. Todo esto conlleva a poder sentirnos vivos, seres que existen y encontrar el sentido a nuestra vida, que no es otro que el de vivirla sin más. La felicidad/serenidad va la mano de tener esta emoción sana de ser conscientes de que existimos”, comenta.
Y matiza que, por eso mismo, al existir tenemos un valor, independientemente de los valores que tengamos como personas inteligentes, no inteligentes, ricas, pobres, cultas, incultas, con éxito profesional, sin éxito profesional… Todo va de la mano al valor que tenemos como individuos y cuando eso lo hacemos conscientemente, es el punto de referencia, el ancla de donde partir para obtener la tranquilidad, serenidad, aplomo que para mí es la clave de la felicidad.
Soledad
Hay que partir de la base de que el ser humano es un ser social pero también es un ser individual. Es un individuo que convive con su propio sistema y es un ser también que convive en el sistema donde hay otros. “Para mí, no son dos conceptos que se deban aprender al mismo tiempo. Para mí es muy importante que el individuo aprenda primero a conocerse, que la soledad no sea un castigo, sino que sea una opción. Además, el paradigma debería venir de la siguiente manera: si yo sé estar solo, entonces voy a ser mucho más feliz en las relaciones con los demás y mi vida va a ser mucho más completa y serena. Desde el aprendizaje de saber estar con nosotros mismos, sabremos reflexionar, discernir, gestionar los miedos, los pensamientos, el futuro, el pasado o el presente. Desde ahí, insisto, es muchísimo más fácil vivir después en sociedad”, comenta.
Consciencia de la posesión y las expectativas
La necesidad de tener cosas y personas para ser feliz se apoya en tener que consumir cosas desde fuera y es todo lo contrario, lo óptimo es tener cosas propias, nuestras actitudes y aptitudes, que una vez más nos hagan libres, sin tener que depender de nada o nadie, por encima del consumismo.Uno de los pilares básicos de la felicidad es no esperar jamás nada de nadie; no esperar mucho de nosotros mismos; y no esperar que nadie espere de nosotros. Las expectativas hay que mantenerlas a raya dentro del concepto de posesión, porque la felicidad tiene que ver con la triada: necesidades, deseos y expectativas”, matiza.
Amor propio – Priorizarnos
Priorizarnos supone mucho más esfuerzo, requiere de muchísima valentía, la valentía de conseguir objetivos difíciles. Una vez que se consiguen, llegamos a sentirnos orgullosos de nosotros mismos, plenos y cuando nos sentimos plenos, nos sentimos felices.
Inteligencia emocional
La felicidad/serenidad pasa por estar informados de que nosotros como seres humanos podemos regular estas emociones y no tanto querer evitar las que consideramos negativa. La tristeza, la ira, la angustia, la pena, la rabia… las consideramos emociones negativas porque están en la parte negativa, opuesta a la positiva. Hay un polo positivo y un polo negativo, como las pilas, y las emociones no son malas por estar en el polo negativo. La gente se cree que la felicidad consiste en estar siempre en el polo positivo y la felicidad no consiste en eso, consiste en estar sereno por saber en el día a día que las emociones negativas como la tristeza o la ira son lícitas”, detalla.
La gente asocia la felicidad con la risa y la felicidad de verdad llega en el momento en el que te sientes pleno aun estando triste porque es una emoción lícita. Saber manejar todo esto desde nuestra inteligencia emocional es un poder que tenemos. Ser feliz no es ser naif ni frívolo, ser feliz es tener un desarrollo emocional contundente como para saber que la vida conlleva miles de cosas negativas y lograr normalizarlas, con la capacidad de estar sereno para afrontarlas.
“Vivir el aquí y el ahora y el concepto del carpe diem es el pilar para mí más potente para la felicidad, porque en realidad osamos pensar que tenemos el control de nuestra felicidad, entre las frustraciones del pasado y los miedos o expectativas del futuro, y olvidamos que lo único que tenemos seguro es el momento actual, el minuto, el instante actual”, comenta.
Entonces, la felicidad es la consciencia plena de vivir, ser consciente en cada momento de que lo único que tenemos es lo que estamos viviendo, sintiendo, tocando… Cuando somos conscientes de esto, podemos poner nuestros cinco sentidos en lo que hacemos como si fuese lo último.
La consciencia plena requiere de compromiso, de muchísima concentración, esfuerzo y aceptación. Posicionarnos donde estamos, estar en contacto con la tierra es lo que nos proporciona la verdadera felicidad.