
No necesitas ser un experto para saber que hay algunas cosas, personas y situaciones que te complican la vida, te dejan cada vez más frustrado y son un obstáculo para tu crecimiento personal. Así que, es necesario hacer una limpieza metafórica y literal, borrar y eliminar de tu vida todas esas cosas que definitivamente no necesitas.
- Deja de lado la necesidad de siempre tener la razón. ¡Comienza con algo difícil! Es posible que no soportes la idea de equivocarte y esto te traiga muchos problemas con las personas que quieres. Si tu ego es más grande que las ganas de llevarte bien con tu pareja, tus padres o tus amigos, replantea ese sentimiento ¡y échalo fuera!
- Eliminar de tu vida a las personas que de una u otra forma te hacen daño. Cuando se trata de una relación destructiva ya sea de amor o de amistad, el paso necesario es el de romper los lazos con esa persona. Existe gente que por miedo de estar sola prefiere compañía alrededor aunque dicha compañía no sea muy positiva. Cambia este modo de pensar porque debes aprender a quererte y ser tu mejor amigo. Para lograrlo puedes alejarte físicamente, eliminar cualquier contacto virtual y dar por terminado ese ciclo rodeándote de personas que valoren y aprecien tu compañía.
- Elimina el afán de controlar todo, mayormente lo que ocurre a tu alrededor. Permite que los demás “sean”, como tú también pretendes ser. Tampoco es preciso que busques culpables o responsables donde no los hay… ¡o donde tú deberías hacerte cargo! Es más fácil señalar con el dedo al que tenemos al lado, pero es muy complicado bajar la cabeza y decir “fui yo”. A diferencia de lo que crees hacer esto es de valientes.
- Elimina las quejas en tu vida. Todo el mundo ama quejarse. Es catártico. Pero las quejas no resuelven ningún de tus problemas, y si lo haces en exceso puedes terminar contagiándole tu mal humor a todos los que tienes a tu alrededor. Eso sólo hará que te quedes atrapado en un círculo vicioso de quejas y más quejas, sin soluciones o propuestas reales. Mejor agradece, esto te abre puertas y mejora tu vida.
- Deja las excusas. No debes dejar que los pretextos controlen tu vida. Si estableces un nuevo proyecto ya sea personal o profesional, entonces tienes que comprometerte con ello, tener disciplina, perseverancia, constancia y encontrar la manera para hacerlo posible en un plazo determinado.. Para ver resultados necesitas ser constante, así que poner excusas para justificar tus resultados no es la mejor opción.
- Dejar ir los pensamientos que te pesan, los pensamientos e ideas negativas que continuamente creas en tu mente. Hay mucho en lo que debes trabajar este año en ti. Lo que más pesa en tu andar son los pensamientos negativos y autodestructivos. Con tu manera de pensar estás evitando triunfar, salir adelante y continuar aprendiendo. No creas el 100% de lo que aparece en tu mente, sobre todo lo pesimista y aquello que te hiere. Recuerda que el cerebro se puede usar para bien o para mal… y eso depende de ti.
- Dejar ir el miedo, el pretexto y el pasado. Estos tres sentimientos o pensamientos son muy pesados y no te sirven para nada. El temor es pensar que algo malo te ocurrirá y por ello no te animas a seguir. Si tienes miedo es más probable que fracases. Como decía Franklin Roosevelt: “A lo único que debemos temer es al propio miedo.” porque es limitante y evita que avances. Los pretextos solo son un escudo para no aceptar lo que te ocurre. Puede deberse a que no te animas, a que te preocupa el futuro, a que no estás del todo seguro de tus capacidades, etc. No te quedes estancado en un sitio “porque llueve”, “porque no sé hacerlo”, “porque voy a fallar”, etc. Y por último, el pasado, ese flagelo que tanto pesa. Por lo general no sueles recordar aquellos acontecimientos bonitos de días anteriores, sino los malos, los que han dejado huellas muy profundas. El pasado ha de ser ignorado porque enfocarte tanto en él no te deja ver el hoy y mucho menos el mañana. Para terminar comparto contigo una bonita frase de Lao Tzu: “Dejándolo fluir todo llega. El mundo es para los que dejan ir. Cuando lo intentas todos acaban ganando.”
- Elimina la ira de tu vida. Por diferentes motivos, hay momentos en los que la ira puede apoderarse de ti. Y a veces es difícil “volver a la realidad” y recuperar la tranquilidad. Un mal día en el trabajo, una discusión con la pareja, un atasco o un malentendido con un amigo o una inquietud propia pueden generar enfado. Una técnica que funciona es respirar profundo para quitar el enojo. Esta técnica reduce los latidos del corazón y, al mismo tiempo, ayuda a oxigenar el cerebro. Para hacerlo de manera efectiva respira en profundidad para llenar los pulmones de aire, retenlo durante unos segundos y, luego, expúlsalo lo más lento posible y además, cierra los ojos al practicarla mientras procuras mantener la mente despejada.
- Evita adoptar el papel de víctima. Ese papel donde sientes que todo el mundo y todo el universo están conspirando en contra tuya, y donde afirmas cosas como “es que a mi me pasa todo lo malo” o “todo lo malo siempre me pasa a mi”. Algo que debes de tener en mente, “no eres el centro del universo” y cada persona está preocupada por sus propios problemas. Cuando tomas esta actitud automáticamente entras en un estado de “para que lo intento, si de todas formas va a salir mal” y por ende, dejas de aprovechar todas las oportunidad que pasan frente a ti.
Como puedes darte cuenta son cosas simples pero que afectan tu día a día. Así que recuerda “pequeños cambios generan grandes resultados. No se trata de dar un giro de 180° en tu vida, de querer cambiar completamente de la noche a la mañana. Puedes comenzar por eliminar de tu vida una cosa a la vez y a medida que veas progreso puedes seguir. Tú decides el cómo y el cuándo para comenzar.