
Todas las emociones, positivas, negativas y neutras, se caracterizan por generar algún tipo de activación o de valor a una experiencia determinada respecto a una situación en particular. Por lo general consideramos las emociones positivas a aquellas que nos proporcionan placer como la alegría o la calma, y las emociones negativas aquellas que nos producen dolor como la tristeza o la ira.
Así como prolongas esas emociones, también puedes fijar permanentemente tu atención en las emociones positivas, tales como la alegría, el optimismo y el entusiasmo. La pregunta es: ¿Por qué es más fácil estar mucho tiempo triste y tan difícil mantenerte animado?
Con esto no te estoy diciendo que debas estar las 24 horas del día contando chistes o riéndote a carcajadas. Seria lo ideal. Pero la alegría se puede expresar de diferentes formas, como por ejemplo hablando y animando a alguien que se encuentra triste o deprimido. Con una simple sonrisa a la hora del almuerzo, puedes hacer que lo que era un día fatal en el trabajo, se convierta en un día diferente que cambió de malo a bueno por una simple acción positiva. Debes mantener un estado continuo de entusiasmo y alegría para que la vida sea mucho más feliz de lo que quizá sea ahora. Si no acostumbras hacerlo, será difícil al comienzo, pero no por eso dejarás de intentarlo.

Es necesario aprender a gestionarlas correctamente de tal manera que nos permitamos sentirlas, para esto la inteligencia emocional juega un papel muy importante. Por tal motivo, no las bloquees, si ocurren simplemente acéptalas y mejor interpreta que quieren informarte, es necesario revisar cuales son las causas, en que situaciones se dan, de esta manera tendrás más herramientas para actuar y no dejar que se manifiesten por un tiempo prolongado.
Puedes optar por utilizar técnicas como la meditación para impedirles que te dominen. Procura escucharlas e identifica que o cómo se activan, una forma de rebajar la intensidad de estas emociones negativas puede ser la de recordar situaciones semejantes a la que nos genera la emoción en sí: se trata de recordar cómo lo hemos afrontado en el caso de haber tenido éxito en el momento de resolverlas, de tal manera que nos inspiren y proporcionen pautas aplicables en la situación actual. Ello nos permitirá rebajar la tensión y el malestar.
Una manera muy efectiva de mantener una buena actitud durante el día es evitar ver noticias negativas. Es común que en la televisión aparezcan siempre en los noticieros dosis extremas de tragedia y amarillismo. No hay que negar que en el mundo sucedan cosas malas, pero el hecho de contemplar este tipo de cosas cada tarde y cada noche, hacen que estemos siempre rabiando y quejándonos del mal trabajo que hacen la policía o el gobierno. Debes alejarte de las noticias negativas, no como una negación de la realidad, sino como un rechazo.
Trata siempre de buscar información que te haga crecer emocional, intelectual y espiritualmente. Busca a diario leer artículos en revistas que resalten historias de personas que se han destacado por su coraje y superación, o historias esperanzadoras que tengan un mensaje positivo e inspirador.
Sabemos que existen ciertos momentos en que es difícil evitar sentirnos tristes, debido a que algo no salió como queríamos. Pero, debemos seguir adelante. Lamentarnos no hará que las cosas cambien para bien. Para que las cosas se den, debemos analizar y reflexionar sobre los errores e ir corrigiendo en el camino sin desfallecer. El objetivo es que nunca pensemos en rendirnos y que a pesar de los resultados confiemos en que la próxima vez si lo lograremos. Por lo tanto, es normal sentir emociones negativas, lo importante es reconocer que estas son pasajeras y que tenemos las herramientas para superarlas.