Saltar al contenido
Consejos para ser feliz

Cómo mejorar tu fortaleza mental

Como desarrollar la fortaleza mental

Una buena vida es aquella en la que aprendes a vivir intensamente, pero eso no significa que debas dejarte llevar constantemente por el torrente de emociones que te producen tus experiencias. 

Muchas veces, es importante tomar las riendas de la situación y concentrarte en actuar de un modo constructivo, pase lo que pase. Esta capacidad es lo que se conoce como fortaleza mental y emocional.

De hecho, uno de los aspectos más importantes de la Inteligencia Emocional es saber tomar  distancia de los hechos,  que te permita examinarlos de un modo más razonable e identificar las mejores opciones. En pocas palabras consiste en acostumbrarte a los compromisos con ciertos estándares de bienestar y vivir evitando dramas innecesarios.

¿Cómo desarrollar la fortaleza mental y emocional?

Es difícil mantener la fortaleza mental en situaciones en las que te sientes atrapado o bloqueado emocionalmente, cuando la adversidad supera tus recursos de afrontamiento y tomar decisiones implica romper con muchas de tus certezas. Sin embargo, hay una buena noticia: la fortaleza mental y  emocional no es algo con lo que se nace, se desarrolla a lo largo del tiempo.

A continuación te presentamos estos sencillos principios que pueden ayudarte a fortalecer tus pensamientos y desarrollar tu fuerza mental en el día a día. 

  • Encuentra tu motivo para vivir. 

Viktor Frankl soportó los horrores de los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y descubrió que, en gran parte, quienes sobrevivieron fueron aquellas personas que tenían un propósito para seguir viviendo. Por eso, uno de los pilares de la fortaleza emocional consiste en tener un motivo para seguir adelante al que puedas aferrarte en los momentos más difíciles. Sin ese motivo es fácil caer en las garras de la desesperación y claudicar.

  • Dedica tiempo a pensar en tus prioridades

Para saber distanciarse de los hechos cuando estos ganan una carga emocional fuerte, es importante tener claro, primero, con qué propósito se hace esto.

Por ejemplo, ante las discusiones, ¿quieres satisfacer tu orgullo o mantener relaciones sanas? Ante el estrés por falta de tiempo, ¿quieres organizarte mejor o explorar otras posibilidades de trabajo que te apasionen? Reflexionar acerca de cuáles son tus  prioridades es imprescindible, y se puede hacer en cualquier momento, por ejemplo, apuntándolas jerárquicamente en una lista.

  • Equilibra el pensamiento positivo y negativo. 

Ni el pensamiento positivo es tan positivo ni el negativo es tan negativo. Ambos son importantes: el pensamiento negativo te permite anticipar lo que podría salir mal y planificar qué hacer, mientras que el pensamiento positivo te mantiene motivado, te da fuerzas y te permite centrarte en la meta. La clave radica en encontrar el equilibrio porque cuando estas atravesando  situaciones difíciles tienes la tendencia a verlo todo negro y fijarte solamente en los detalles que confirman tus peores pronósticos. Para ello es necesario que actives de manera consciente el pensamiento positivo para que sirva como contrapeso del pesimismo.

  • Sé compasivo contigo mismo.

 A menudo, cuando atraviesas situaciones difíciles, tienes la tendencia a culparte, lo cual te hace sentir aún peor. Sin embargo, las personas fuertes emocionalmente son capaces de tratarse con amabilidad, respeto y compasión mientras asumen sus responsabilidades e intentan enmendar sus errores. Cuando cuidas al niño interior que habita dentro de ti, reduces la intensidad de las emociones negativas y abres un espacio para que las emociones positivas florezcan. Por eso es muy importante cuidar el diálogo interior y aprender a tratarte con gentileza y cariño.

  • Entrénate en desdramatización

Examina aquellas características propias que ves como imperfecciones y pregúntate: ¿y qué? Saber distanciarse de las cosas es también eso, comprender que aquello que no es como te gustaría y no se puede cambiar no debe tener el poder de frenarte. Esa sería una limitación totalmente injustificada, una barrera que te pones y que te amarga la existencia sin que te plantees por qué la estás manteniendo ahí.

  • Aprende a reírte de ti. 

Las personas con una gran fortaleza emocional suelen tener un carácter divertido y son capaces de reírse de sí mismas. No se toman las cosas como algo personal, lo cual les permite protegerse de los vaivenes emocionales. De hecho, el sentido del humor es uno de los rasgos que definen a las personas resilientes. No se trata del sarcasmo y la ironía dirigidos a ridiculizar a los demás, sino a ese humor inteligente dirigido hacia uno mismo que permite encontrar lo absurdo o incongruente en la desgracia, de manera que se despoje de su peso emocional negativo. Se trata de aprender a poner buena cara al mal tiempo, para ver la realidad desde otra perspectiva.

  • Equilibra las emociones con la lógica. 

Las emociones no son un enemigo, pero a veces pueden empeorar la situación. Cuando se produce un secuestro emocional, dejas de pensar con claridad y las emociones toman el mando. Para evitarlo, es conveniente prestarle atención al mensaje que transmiten los emociones pero también equilibrarlas con la lógica. De hecho, la fortaleza emocional consiste en detectar las emociones, comprender cómo pueden influir en ti y luego, gestionarlas de la mejor manera posible.

  • Cambia lo que puedes cambiar y acepta lo que no puedes controlar. 

Una de las características de personalidad de las personas emocionalmente fuertes es que tienen un locus de control interno. Eso significa que asumen la responsabilidad por sus acciones, pero no se culpabilizan. Son conscientes de que hay cosas que pueden cambiar y otras sobre las que no tienen ningún control. Esa diferencia les permite movilizar sus recursos psicológicos de manera más eficaz, manteniendo su equilibrio emocional.

  • Da un paso a la vez. 

A veces los problemas llegan juntos, se acumulan y terminan abrumándote, hasta tal punto que te conducen a una situación de bloqueo emocional. En esos casos, debes respirar profundamente y dar un paso a la vez, con la vista puesta en la meta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *