
Louise Hay en su libro Usted puede sanar su vida dice que el sentimiento de gratitud atrae más cosas para estar agradecidos. Es decir que desde que se agradece de la forma más sincera posible, se genera una fuerza vibratoria que se multiplica y por ende, se atraen más cosas positivas a la vida.
Esta época próxima a terminarse el año, es una época para agradecer las cosas positivas o negativas que nos hayan sucedido. El despertar cada día, el tener una actividad que nos brinde los recursos para dar a nuestra familia una buena calidad de vida, el estar en compañía, el estar en soledad, el aprender de nuestros errores y de nuestros aciertos, son cosas sencillas que podemos aplicar día a día.
El sentimiento de gratitud hacia la vida, hacia el universo (Dios, fuente universal, espíritu infinito, como tu le llames) y desde la honestidad, enriquece nuestro corazón y alimenta nuestra alma.
La gratitud incluye todas las cosas que han hecho que avances. Y esto es especialmente cierto en las relaciones. Todas las personas que pasan por tu vida, si les das la oportunidad, tienen algo que enseñarte.

Recuerda que la mayor gratitud no se queda simplemente en pronunciar palabras, hay que vivirlas cada día. Lo más importante no es lo que dices, es cómo lo vives.
En nuestra vida apenas nos damos cuenta que recibimos mucho más de lo que damos, y la vida no puede ser plena sin esa gratitud. Sentirnos agradecidos es reconocer que hemos sido beneficiados de algún modo, que reconocemos el valor de lo que alguien más hizo, y en consecuencia, sus intenciones. Pero también tiene algo que ver con sentirnos bien, motivados, dispuestos a compartir aquello que hemos recibido con otros.
Sentirnos agradecidos es reconocer que en el mundo pueden haber cosas y buenas. Reconocer, al mismo tiempo, no es algo que podamos hacer sin tener conciencia de ello. Es por esto que dar las gracias es también un acto de reflexión e introspección.
Practica diariamente este hábito.