
Cuando finalizas una etapa, puedes recordarla con amor y sin dolor; puedes agradecer por lo que viviste y no continuar en ese sitio; entiendes la pérdida como una lección que te está ayudando a crecer y a madurar; sabes que al terminar esa etapa no corresponde a un fracaso que te hace débil, sino una experiencia que te está ayudando a conocerte y fortalecerte.
Cerrar un ciclo puede entenderse como dejar de repetir el mismo patrón de conducta para llegar siempre al mismo resultado no deseado. El pasado se convierte en un obstáculo cuando de alguna forma evitas capitalizarlo: lo obvias, lo subestimas, lo ignoras o lo odias.
Entonces,vuelves a pasar por el mismo camino, a repetir la misma lección, hasta que decides abrir los ojos, parar y observar como lo haces.