
Cuando analizamos las decisiones y el proceso de toma de decisiones que hemos tomado en nuestra vida, las buenas y las malas de nuestro pasado, nos damos cuenta que el principal error se traduce en que no teníamos toda la información necesaria o que no tuvimos la suficiente capacidad para visualizar las consecuencias de la misma.
Por lo tanto, para tener una mayor claridad en la toma de decisiones revisaremos los siguientes aspectos
- Valorar la intención
Tenemos estas alternativas una actuar precipitadamente, actuar con lentitud, tanto así que podríamos dejar pasar la oportunidad o el tiempo justo para actuar con certeza.
Al actuar precipitadamente es muy probable que no valoremos nuestra intención en forma adecuada. Actuar precipitadamente conlleva también el riesgo de no permitirnos ver las distintas iniciativas que podríamos considerar, si nos diéramos el tiempo necesario para resguardar las que responden a nuestro pensamiento lógico.

Pero demorar una decisión durante demasiado tiempo, también puede ser perjudicial. Esta actitud tiene muchas causas, aunque es común que se deba a la falta de confianza en nuestros pensamientos o a que no nos sentimos seguros de nosotros mismos. El miedo al cambio, a lo desconocido y el riesgo que implica aventurarse por nuevos caminos existenciales, puede retardar decisiones que son la clave de nuestro futuro.
- Recopilar toda la información disponible
Esto con el fin de llegar a la mejor elección con un mínimo margen de error, esto es imprescindible para elegir bien. Para que estos datos sean de utilidad deberán ser seleccionados, debido a que si elegimos información que no sea relevante nos generara confusión y por lo tanto nos hará perder de vista nuestro objetivo. Así mismo, deben proceder de fuentes confiables y deben tener un tiempo establecido para que se pueda elegir de la mejor forma. Suena un poco difícil de hacer, pero el llevarlo a cabo nos ayudará a dar claridad a nuestra decisión final.
- Descifrar el mensaje
Descubrir el mensaje que trae implícito una determinada situación, un acontecimiento o un problema que debemos resolver mediante la toma de una decisión. No podemos perder el control del contexto en el que nos encontramos, incluso cuando pueda parecernos confuso y difícil de resolver. Si a través de nuestro razonamiento logramos aproximarnos al mensaje que el suceso intenta trasmitirnos, seremos también capaces de visualizar más de una idea para solucionarlo.
- Analizar nuestras alternativas
Ahora nos disponemos a clasificarlas para utilizar sólo aquellas que más se aproximan a la solución del problema en cuestión.
Estamos tomando decisiones en forma continua, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. ¿Cuántas decisiones tuviste que tomar ayer? ¿Cuántas fueron acertadas y cuántas fueron equivocadas? ¿Te consideras una persona hábil para tomar decisiones correctas en el momento justo?
Si deseamos cambiar los resultados de nuestras decisiones, antes debemos cambiar nuestra óptica de la realidad, nuestras creencias y modelos,