
Hacer realidad la intención de llevar una vida tranquila y libre de estrés es una forma de poner de manifiesto tu destino más grandioso.
Cuando te encuentras en ese estado de alegría desbordante, estás en paz con todo. En un estado de alegría, te sientes satisfecho e inspirado en todas las facetas de la vida. En definitiva, librarse de la ansiedad y el estrés es un camino para regocijarse con el campo de la intención. Los momentos de tu vida que pasas feliz y alegre y permitiéndote estar plenamente vivo son los momentos en los que estás alineado con tu propósito de vida.
No tiene nada de natural llevar una vida de estrés y ansiedad, con sentimientos de desesperación y depresión y necesidad de tomar pastillas para tranquilizarte.
Los pensamientos inquietos que provocan hipertensión, nerviosismo, sensación persistente de malestar, imposibilidad de dormir o relajarse y frecuentes muestras de desagrado o indignación perturban tu estado natural.
Aunque no lo creas, tienes poder para crear la vída tranquila y libre de estrés que deseas. Puedes utilizar ese poder para atraer frustración o alegría, angustia o paz.
Vive una vida tranquila
Alcanzar la felicidad es el deseo de cualquier ser humano, sin embargo, la felicidad y la tranquilidad interior se trabaja de una forma consciente tomando pequeñas decisiones de cambio en el día a día. Compartimos algunas reflexiones para ser feliz a pesar de todo. ¿Cómo tener una vida tranquila y feliz?
- Recuerda que el principio del cambio vital surge del pensamiento positivo. Por tanto, comprométete con el optimismo.
- Analiza cuáles son los focos de preocupación en tu vida para poder identificar esas áreas y erradicar el malestar.
- Haz el bien para tener la conciencia tranquila. Cuando creas que has cometido un error que ha herido a una tercera persona, puedes pedir disculpas para reparar el daño.
- Aprende a dar valor a lo verdaderamente importante. El valor de los amigos, el cariño de la pareja, el tesoro de la familia y la salud.
- Tú eres el dueño de tu tiempo y no esclavo.
- No persigas imposibles sino realidades. Tener sueños no significa ser un soñador que no tiene los pies en el suelo.
- Valora los pequeños detalles del día a día como un tesoro vital.
- Regala tu sonrisa a los demás.
- Vive el día a día al cien por cien sin hacer hipótesis de futuro porque la vida no se puede planificar al milímetro. Es natural ser previsor pero no al punto vivir en el futuro antes de tiempo.
Vive tranquilamente
A continuación, expongo algunos pasos que te ayudarán a crear una vida tranquila, libre de estrés:
1. Practica el silencio y la meditación. Nada alivia tanto el estrés, la depresión, la ansiedad y todas las emociones de baja energía como el silencio y la meditación. Dedica unos momentos todos los días a la contemplación silenciosa y haz de la meditación parte del ritual para reducir el estrés.
2. Recuerda que tu estado natural es el de la alegría, Eres producto de la alegría y del amor, sentimientos que experimentas de una forma natural. Has llegado a convencerte de que lo natural es sentirte mal, angustiado o incluso deprimido, sobre todo cuando las personas que te rodean y los acontecimientos que te sobrevienen se encuentran en modos de baja energía. Recuerda lo siguiente, cuantas veces sea necesario:
«Procedo de la paz y la alegría. Debo mantenerme en armonía con aquello de lo que procedo para hacer realidad mis sueños y mis deseos. He decidido mantenerme en mi estado natural. Cuando sienta ansiedad, estrés, depresión o miedo, significará que he abandonado mi estado natural».
3. Pensamientos como «No puedo, tengo demasiado trabajo, estoy preocupado, tengo miedo, no valgo para nada, no lo voy conseguir, no soy lo suficientemente inteligente, soy demasiado viejo (o joven)», etcétera, etcétera. Puedes cambia estos pensamientos de estrés en cualquier momento y eliminar la ansiedad durante los momentos siguientes o incluso durante horas y días enteros.
Al tomar conscientemente la decisión de olvidarte de las preocupaciones, iniciarás el proceso de la reducción del estrés. Tu mente no crea desde una posición de ansiedad, ni necesita tomar antidepresivos. Pierdes la capacidad para manifestar tus deseos cuando no decides en el momento eliminar un pensamiento de estrés.
4. Controla tus pensamientos de estrés comprobando tu estado emocional en el mismo momento en que surjan. Plantéate la pregunta clave: «¿Me siento bien en este momento?». Si la respuesta es no, repite las palabras mágicas:
«Quiero sentirme bien» y después,
«Tengo intención de sentirme bien».
Controla tus emociones y detecta la cantidad de pensamientos de estrés y ansiedad que comportan. Este proceso te mantiene informado de si sigues el camino de la mínima resistencia o vas en dirección contraria.
5. Decide conscientemente seleccionar un pensamiento que active los sentimientos de bienestar. Te ruego que elijas tu pensamiento basándote única y exclusivamente en cómo te hace sentir, no en lo bien visto que esté o en lo mucho que se venda.
Plantéate lo siguiente: «¿Me hace sentir bien este nuevo pensamiento? ¿No? Pues pasemos a otro. ¿Tampoco funciona? Pues otro».
Al final surgirá alguno con el que coincidirás en que te hace sentir bien, aunque sólo sea unos momentos. Lo único que importa es que resuene en tu interior como una sensación de bienestar, física y emocionalmente.
En el momento en el que experimentes un pensamiento de ansiedad o de estrés, pasa al pensamiento que habías elegido, el que te hace sentirte bien. Enchúfate a él. Piénsalo y, si puedes, siéntelo en tu cuerpo. Ese nuevo pensamiento que te hace sentir bíen será de aprecio, no de menosprecio. Será un pensamiento de amor, belleza, receptividad a la felicidad.
6. Abandona las exigencias de tu ego, que te separa de la intención. Cuando puedes elegir entre tener la razón o ser generoso, decídete por ser generoso y olvídate de las exigencias del ego. Emanaste de la generosidad, y practicándola en lugar de empeñarte en tener razón eliminas la posibilidad de estrés en tu momento de generosidad.
7. Mantente en un estado de gratitud, reverencia y respeto. Valora cuanto tienes, lo que eres y lo que observas. La gratitud es el séptimo paso en todo programa de díez pasos para poner de manifiesto tus intenciones, porque constituye la forma más segura de detener ese incesante diálogo interior que te aleja de la alegría y la perfección de ía Fuente. No puedes sentir estrés y agradecimiento al mismo tiempo.
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